Charla sobre fotografía profesional al atardecer.

Ayer por la tarde tuve la oportunidad de participar, junto a mi colega Ramon Manent en una de esas experiencias que a los fotógrafos no se nos presenta con frecuencia. Desde el Consorci Museu d’Art Contemporani de Mataró, Nau Gaudí - Col·lecció Bassat, se nos invitó a mantener una charla sobre nuestra carrera profesional como fotógrafos. Manent, desde su experiencia más longeva y un servidor, con 25 años de profesión a sus espaldas, tuvimos un “lleno hasta la bandera” de interesados por la fotografía, representantes institucionales, amigos y saludados. Núria Poch, la directora del museo, condujo la charla con temas que iban desde el “¿Cómo empezó todo?”, hasta nuestra opinión sobre las nuevas tecnologías de la IA. Y todo esto, para emoción mía, enmarcado en los actos celebrados alrededor de la exposición “Rastres compartits” Català-Roca / Ramon Manent, es decir, dos figuras de primer orden.

Para empezar, ¿y qué pinto yo aquí? Dos grandes de la fotografía (Català-Roca y Manent), reconocidos en todas partes y yo sacando la cabecita por ahí. Mi “complejo” se desvaneció justo al entrar en la sala: un cartel publicitario situado en la entrada de la Nau, recibe a los visitantes, en él, la última campaña que tuve el gusto de producir y fotografiar, que conmemora el 175 aniversario del primer tren de la península impulsado por Miquel Biada. Automáticamente, se recompuso mi autoestima y me sentí orgulloso de “participar” en aquella exposición, de alguna manera.

La charla transcurrió en un tuya-mía de los temas que se nos proponían, cada uno con su estilo, cada uno con sus batallitas. En estas ocasiones en las que te ponen un micro y un púbico atento delante, se te hace tan difícil frenar tus ansias por contar lo maravilloso de tu trabajo, la de sitios y personajes que has conocido, que es imposible no explicar alguna anécdota sin sentir que tu ego se te escapa por los poros. Y perdón por si ahora me hago pesado, pero este es un tema que siempre me ha preocupado, yo que siempre he querido ser modesto y mantenerme detrás de mi cámara (y no siempre consigo).

El acto, sencillo y simpático, fue un éxito. Al terminar, lo mejor: caras alegres de los asistentes, felicitaciones y hasta personas que habían descubierto algo nuevo. Para acabar y en petit comitè comenté la última y lacónica perla: “…es que para mí, esto es una bonita forma de malvivir”.

Os dejo el reportaje que las compañeras de TvMataró realizaron.

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Enfocarse en lo que importa.